Protocolos contra deontología; burocracia contra pacientes

El nivel al que se ha llegado en el tema de la sanidad, refiriéndome a calidad, excelencia y/o prestancia y exquisitez en el sistema público español de salud, es verdaderamente bochornoso y da pena por donde se mire. Y como desconozco la calidad del servicio prestado en todas las Comunidades Autónomas, sólo hablaré de las dos que conozco por mi enfermedad, sufro y padezco: Andalucía y Extremadura.

Lo de Extremadura es de traca y lo de Andalucía de aurora boreal. Los médicos que antes se movían y regían profesionalmente basándose en su Juramento Hipocrático (base y sustento de la medicina como profesión desde 500 años a.C.), se han convertido a lo largo de esta maldita democracia que vivimos en España desde los años ochenta del siglo pasado, en meras marionetas en manos de los políticos, ajustados a unos protocolos de atención, en base a unos presupuestos que hay que cumplir por encima del palo de la bandera.

De modo que el paciente ha pasado a ser, desde el punto de vista médico, de lo más importante, por ese juramento (“4. La salud de mis pacientes será el objetivo prioritario de mi trabajo), a una mera cifra a la que llegará después de haber recorrido los caminos inescrutables de “admisión de enfermos”, sala de triage (enfermeros) y médico de familia en urgencias (en la mayoría de casos), además, de las etiquetas y códigos de barra, con los que acabará allí tirado en una cama, que puede costar poco más o menos que una operación de riñón en la sanidad privada (seguro que las compras de material en cualquier centro, conlleva pingües beneficios para algún político), y que desde entonces, ese enfermo, tendrá el código QR de “protocolorizado”… Y a aguantar la intemerata.

De manera que galenos de edad avanzada, media o recién hecho el juramento, lleven la deontología hasta su extremo, y dentro de esos deberes y esa ética a la que se deben con los enfermos o pacientes, enfréntense a esas decisiones políticas que han corrompido el sistema, su moralidad, y su ética, consintiendo que les impongan un sistema mafioso basado en intereses políticos y económicos. Ni ustedes deben ser una marioneta más del poder, ni como consecuencia de esa abstinencia en sus deberes, los enfermos meros números.

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